"Responsabilidad, confianza y fe", son algunas de las premisas que seguirá el flamante obispo local, Gabriel Mestre, el más joven que asumirá en las 6 décadas de existencia de la Diócesis local.
Por primera vez en la historia de los 60 años de la Diócesis de Mar del Plata, hoy asumirá un marplatense como obispo. El elegido es el sacerdote Gabriel Mestre, que hasta el mes pasado era el vicario general de la Catedral, que pasó gran parte de su vida personal y confesional en la ciudad.
Con el tono de voz sereno y pausado que utiliza en sus sermones, quien hoy será consagrado como el obispo más joven de la Diócesis local envió un mensaje a toda la comunidad: “Cristo es nuestra paz. Hay que poner en primer lugar a Cristo para que llene nuestros corazones, nuestras vidas, para darle sentido y que nos inunde de su paz, que nos hace falta para las pequeñas cosas de cada día”.
A horas de ser consagrado por tres de los ex obispos de Mar del Plata (monseñores Antonio Marino, José María Arancedo y Juan Alberto Puiggari), Mestre contó a LA CAPITAL que “me siento muy muy bien, sereno, hasta ahora no me siento nervioso. Tuve la posibilidad de madurar la propuesta y la decisión en el tiempo, tengo serenidad”.
Asimismo, explicó que asumirá su nueva función “como una gran responsabilidad, por un lado, con la confianza de la fuerza que da Dios para la tarea y el servicio que me encomienda”.
El padre Gabriel, como lo llaman los fieles, es hijo de “una familia cristiana católica pero no practicante, de bautismo y comunión”, describió y descubrió su fe religiosa a poco de haber terminado el secundario en la entonces ENET Nº1 y de cursar un año de Servicio Social en la universidad local.
“Me reincorporé a la vivencia de la fe cuando tenia 15 años y fui al curso de confirmación en la Catedral -señaló-. Después me quedé en el grupo juvenil que misionaba en la villa de Paso y Güemes enseñando catequesis, experiencia con la que logré vivir en profundidad la realidad de la fe”.
Fue en ese momento que hizo el clic y “surgió la posibilidad de entregar mi vida totalmente a Dios para el servicio de los hermanos”, contó.
Estudios
Así las cosas, Mestre emigró a La Plata, donde cursó 8 años en el seminario hasta ser consagrado y designado como Vicario Parroquial de la Catedral cuando José Maria Arancedo era el obispo. Poco después volvió a mudarse, esa vez a Buenos Aires, para realizar un postgrado en Sagradas Escrituras.
Nuevamente de regreso en su comarca natal, pasó un tiempo más en la Catedral hasta que Arancedo lo nombró párroco en la capilla de la Asunción de la Virgen, dónde permaneció durante 7 años y medio.
Ya la Diócesis local estaba dirigida por Juan Alberto Puiggari cuando lo nombró párroco y representante legal del colegio de la parroquia de Villa Gesell, dónde permaneció dos años “intensos”, según su definición.
Cuando monseñor Antonio Marino fue designado obispo en la ciudad, le pidió que vuelva para ser el Vicario General y párroco de la Catedral, tarea en la que se desempeñó hasta hace un mes cuando le dieron la buena nueva.
El encargado de comunicarle la novedad fue el nuncio apostólico en Argentina, Paul Tscherrig, el embajador del Papa Francisco en Argentina. “En la nunciatura me dijeron que el Papa me había designado obispo de Mar del Plata -recordó- y acepté”.
Orgullo
Así, Mestre será el primer marplatense ordenado para ser obispo de Mar del Plata y el más joven con 48 años. “Fue una gran sorpresa -reseñó- porque es novedoso que quede en el mismo lugar dónde era sacerdote”.
La misión, a su entender, implica “una gran responsabilidad y espero responder como Dios quiere a las expectativas que tiene nuestro pueblo marplatense, en primer lugar a los cristianos católicos de quien soy el pastor directo, y después buscando hacer un aporte positivo en la verdad, la justicia, el compromiso en el ámbito de la sociedad civil”, sentenció.
Mestre es un gran conocedor de la Diócesis local y se caracteriza por el trabajo territorial desarrollados en las distintas comunidades cristianas. El Partido de General Pueyrredon cuenta con 51 parroquias, de las cuales algunas tienen más capillas que otras. También son parte de la Diócesis 9 partidos del sudeste de la provincia de Buenos Aires: Madariaga, Pinamar, Villa Gesell, Mar Chiquita Balcarce, General Alvarado, Lobería y Necochea.
Hoy, cuando concluya la ceremonia en la que monseñor Antonio Marino llevé adelante la consagración acompañado por José Maria Arancedo y Juan Alberto Puiggari “habrá 4 obispos, de los 7 que tuvo la Diócesis en sus 60 años de historia, juntos en la misma celebración”, subrayó.
Hincha de “Boca aunque no futbolero”, Mestre prefiere nadar bien temprano a la mañana en la pileta ubicada en la galería de San Luis y la peatonal San Martín.
El sacerdote, usuario habitual de la red WhatsApp, les comunicó a los fieles su mensaje de “compartir una vez más el lema que elegí de la carta de los Efesios: `Cristo es nuestra paz´. Hay que poner en primer lugar a Cristo para que llene nuestros corazones, nuestras vidas, para darle sentido y que nos inunde de su paz, que nos hace falta para las pequeñas cosas de cada día y así poder hacer nuestro aporte para la vida de la sociedad, la iglesia y el mundo”.